La codicia de los islandeses, es otro artículo de Jordi Pujolá, escritor español en Reykjavik.
Hoy un poco de reflexión y temas de actualidad en Islandia.
Con el apoyo de Icelandic Mountain Guides. 15 % de descuento en las excursiones con código JORDI20.
Para empezar, mira todo lo que puede hacer en Islandia. Invierno y verano.
Los islandeses tienen fama de aventureros, intrépidos y emprendedores. ¿Algo más?
La codicia de los islandeses
¿Son los islandeses demasiado codiciosos?
Cuando digo que vivo en Fossvogur, la gente piensa que resido en un barrio de ricos. Y en cierto modo es verdad. A veces, paseo por el valle y me quedo boquiabierto al ver los chalets de una planta con enormes jardines y los coches de lujo que hay aparcados enfrente. Sin embargo, nosotros vivimos en los bloques de arriba. Bueno, son bloques de solo tres plantas y vistas impresionantes, pero nada que ver con el glamour de abajo. Antiguamente, mientras urbanizaban la zona, los obreros dormían aquí.
Luego, vaya tontería, me deprimo un poco. ¿Por qué? Por envidia, frustración… Puede ser, pero especialmente porque vayas a donde vayas te encuentras con los mismos sueños rotos.
¿Vivir para trabajar o trabajar para vivir?
Por consiguiente, los padres y madres de los compañeros de clase de mis hijos son consejeros delegados de empresas importantes, ministros del gobierno, doctores de prestigio, etc. Eventualmente mis hijos me piden una casa o un coche más grande, pero yo siempre les contesto que lo importante es la gente que vive dentro. Si hay un incendio, las cosas materiales se pueden sustituir; sin embargo, las personas no. Y gracias a Dios lo entienden. Por supuesto, no hay que renunciar a la prosperidad, pero sin tener que endeudarte de por vida. No olvidemos que trabajamos para vivir y no al revés.
¿Es la sociedad islandesa una comunidad ideal?
A este respecto, el de las sociedades cada vez más endeudadas, es al que me voy a referir a continuación.
Siempre pongo como ejemplo paradigmático a Islandia. Por un lado tiene una vasta extensión de terreno inagotable, mucha energía renovable y naturaleza exuberante y exótica. Por otro lado, son pocos a repartir, democráticos, civilizados e igualitarios. En definitiva, es casi la sociedad ideal.
¿Dónde está el problema?
No obstante, hay varios factores que deterioran esta visión idílica.
¿Cuáles son?
Pues que en Islandia, debido a su aislamiento, no hay competencia y los viejos monopolios siguen en las manos de unos pocos oligarcas que actúan como los jefes tribales de la época de oro de Islandia, que perdieron la soberanía por su codicia y enfrentamientos en favor del Rey de Noruega en la célebre Batalla de 1238. Y les costó muy caro, ya no la recuperaron hasta 1944. Que sirva este dato a modo de introducción premonitoria.
Las cuotas de pesca islandesas
En primer lugar, como muestra, las cuotas de pesca.
¿Sabíais que los pescadores islandeses ya no tienen cuotas de pesca? Hace muchos años que se las vendieron a grandes corporaciones que ahora controlan todo el mercado. Los barcos pesqueros islandeses actuales son grandes acorazados que dan la vuelta a la isla como tiburones. Capturan, limpian y congelan el pescado en alta mar. Por eso, la mayoría de pueblos que antaño vivían de la pesca están deshabitados. La economía sigue la tendencia de centralizarse en Reykjavik. Y eso es muy malo. Sobre todo en un país tan poco urbanizado y habitado.
El escándalo de Namibia
Con estos antecedentes, ¿a quién le extraña que esas monstruosas empresas de pesca islandesas hayan comprado también las cuotas de pescado de Namibia?
No obstante, respecto a este nuevo escándalo, cabe decir que la población está muy escandalizada y abochornada. Sienten vergüenza de sus codiciosos gobernantes.
Históricamente la nación islandesa ha defendido con uñas y dientes su perímetro de pesca frente a las flotas extranjeras. Y ahora resulta que se ha apropiado de la de un país pobre africano sobornando a unos políticos corruptos.
¿Por qué Islandia es un país tan caro?
El caso es que la poca competencia sumada a las importaciones y el transporte de mercancías por barco y avión (esto es una isla) aumenta los precios. Es ridículo, pero Islandia es de los países más caros del mundo. Que se lo digan a los turistas. Pero es que es caro hasta para los que vivimos aquí y cobramos sueldos en coronas islandesas.
Las casas y los coches
Por ejemplo, los precios de las casas y los coches en Islandia. Un piso en Reykjavik cuesta tanto como en Londres, París o Barcelona. Para colmo, el Ayuntamiento ha permitido la construcción de hoteles y apartamentos de lujo en primera línea de mar. ¡Qué escándalo! Ya me lo decía el escritor Hallgrímur Helgason.
Y los coches casi cuestan el doble de lo que cuestan en el continente. Ya no te digo los jeeps, que son muy necesarios en Islandia. Tanto por el mal tiempo como porque no hay ni trenes ni autopistas. En Barcelona te compras un jeep para fardar (cosa que es muy respetable si te lo puedes permitir), pero pocas veces utilizas la tracción a las cuatro ruedas.
La pauta de comportamiento de los islandeses
En segundo lugar, a todo ello cabe agregarle cómo son los islandeses.
A los islandeses les gusta vivir bien y trabajar mucho. Es un binomio que funciona de maravilla. La mayoría de islandeses hace pluriempleo para mantener un nivel de vida alto. Pero no es suficiente, se pagan muchos impuestos y todo, menos la energía y el agua, es carísimo.
Codicia Islandia. La filosofía del endeudamiento
Entonces, lo que está grabado a fuego en la idiosincrasia de los islandeses es el endeudamiento. Aunque no tengas dinero para comprar, siempre puedes pedírselo al banco.
Existen préstamos de todo tipo. Entre los jóvenes, el más popular es el de estudiante. Por eso muchos viajan al extranjero y viven como reyes pagando en coronas islandesas. Eso sí, luego, cuando vuelven, se pasan un montón de años pagándolo con intereses. Pero eso ya es otra historia. ¿No?
Hipotecas vinculadas a la inflación
Y todavía hay más. La mayoría de hipotecas están indexadas a la inflación. Por lo que hay gente que lleva pagando la hipoteca 20 años y no ha rebajado una sola corona del capital, solo intereses e inflación. Es que forma parte de la cultura (del endeudamiento).
La codicia de los bancos islandeses
En definitiva, otro grupo aglutinador de poder son los bancos (como en todo el mundo). Los islandeses, además de tener fama de emprendedores y trabajadores, tienen fama de codiciosos. Basta recordar que la crisis que azotó Islandia en el 2008 se debió al derroche y mala gestión de los banqueros. Luego lo pagó la población. Los ricos siguen siendo ricos y tan solo hicieron un paripé para lavar su imagen.
Así pues corrijamos un poco. Los islandeses son buena gente, pero sus dirigentes, que llevan en el poder muchos años, son muy codiciosos.
El tipo de interés lo fijan los bancos privados
Otra característica especial del sistema financiero islandés es que el tipo de interés lo fijan los bancos. No es como en Europa, que sobre el Euribor se le añade un porcentaje. Lo que da siempre más ventaja a los bancos islandeses. En otras palabras, es más fácil hacer trapicheos.
La volatilidad de la corona islandesa
En tercer lugar, hay otro factor alarmante. La corona islandesa es una moneda muy volátil. ¿Por qué? Porque solo depende del Banco de Islandia. No es como el dólar formado por todos los estados de América o el euro por los de Europa.
En consecuencia, Islandia es proclive a sufrir recesiones económicas más severas (aunque cuenta con más recursos para recuperarse antes). También más vulnerable a ataques especulativos, tipo los del magnate George Soros. Pocas acciones de compra y venta bien dirigidas pueden desestabilizar la economía.
Conclusiones de la economía islandesa
En resumen, una economía fuertemente endeudada, con una moneda volátil e inestable, es una bomba de relojería en toda regla.
Así que para ser más feliz, mejor comprar solo lo que se puede uno permitir haciendo un uso moderado del endeudamiento. Y recurrir a la filosofía del esfuerzo. Ahorrar un poco antes de comprar. Ni dejarse llevar por el consumismo desenfrenado, que además es fatal para el medioambiente.
En conclusión, mejor vivir con menos y vivir en paz. No ser tan ambiciosos o codiciosos. Lo más importante es la salud, la familia y los amigos. Es que si tenemos una casa, un coche y un poco de dinero para gastar, no nos podemos quejar. Sin embargo, siempre miramos para arriba y nunca para abajo. Esa manía del ser humano de complicarse las cosas. Supongo que yo también.
¿Estamos condenados?
No, qué va. Todavía hay esperanza. Eso es lo que quieren los más poderosos del mundo, que compremos sus productos, que les pidamos dinero prestado y que cuando llegue la crisis nos bajemos los pantalones.
Todavía lo podemos evitar. Hay esperanza. Ánimo. Ah, y espero vuestras opiniones y comentarios.
Por último, más artículos de reflexión.
La codicia de los islandeses es otro artículo de Jordi Pujolá.
Error: Formulario de contacto no encontrado.