Montaña Islandia es un artículo de Jordi Pujolá, escritor español en Islandia, con el apoyo de Icelandic Mountain Guides y Iceland Rovers. No te pierdas los 2 videos (hay otro abajo).
Una de las cosas más características de Islandia y que los turistas se pierden son las montañas.
Y el gran reportaje documental del verano.
Para empezar, mira todo lo que puedes hacer en Islandia, te sorprenderá.
Los Highlands Islandia
En primer lugar, internarse entre las montañas de las Tierras Altas es una aventura completamente diferente a dar vueltas con el coche por los sitios turísticos.
Si te gusta el montañismo, Islandia es el lugar ideal para desconectar de todo.
Las montañas Islandia
31 de agosto de 2018, última caminata del verano. Me uno a la expedición que ha acabado la ruta de Laugavegur, llevan cinco días caminando por los Highlands, y se dispone a atacar la de Fimmvörðuháls que supone tres días adicionales y acaba en la esplendorosa catarata de Skógar.
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Consejos para montañeros en Islandia
- Nunca ir solo, mejor con profesionales, y avisar a alguien de que vas a partir.
- Estar un poco en forma y tener algo de experiencia.
- Consultar la previsión del tiempo.
- No regresar tarde al albergue.
- Llevar el equipamiento adecuado y un teléfono móvil.
- Si algo va mal, mantén la calma y ahorra energía.
Tiempo impredecible
No obstante, ya he dicho muchas veces que el tiempo cambia constantemente en Islandia, que los islandeses están acostumbrados a modificar los planes y resignarse. En esta ocasión, me tocó a mí.
Montaña Islandia, salida Thórsmork (Þórsmörk)
La ruta de Fimmvörðuháls empieza en Þórsmörk. Tomé el autobús 9 en la estación de autobuses de Reykjavik (BSI) a las ocho de la mañana junto a tres viajeros más de Icelandic Mountain Guides. Después, hicimos cambio de autocar en Hvolsvöllur, frente al Lava Center (muy recomendable), este vehículo es de los que van preparados para cruzar ríos.
Desgraciadamente, el mismo día, una pareja de turistas (en luna de miel) sufrieron un grave accidente al tratar de hacer lo mismo con un coche de alquiler. La poca pericia del conductor, el caudal y las características del automóvil, propiciaron que se quedaran atrapados en el medio.
Por supuesto, los motores que sufren daños por agua quedan inutilizables (no los cubre ningún seguro, consejos para conducir). Sin embargo, lo peor fue que salieron del coche, los arrastró la corriente y ella murió al golpearse la cabeza con una roca.
El albergue de Langidalur
El punto de encuentro con el guía de era en Húsadalur, hay restaurante, duchas y unas saunas muy originales con forma de barril.
Una vez conectamos con el grupo de Laugavegur, sobre las doce de la mañana, nos internamos en el frondoso valle de Þórsmörk (vimos la famosa cueva del ladrón Snorri, que tiró la última pata de cordero a lo soldados que le seguían, y estos dejaron de esperarle en la puerta porque pensaron que tenía provisiones para meses) y llegamos al albergue de Langidalur.
En definitiva, Langidalur es una casa de madera de dos plantas, con varias naves, cocina y salón colectivo. No hay agua caliente (se hierve en una gran cacerola) ni neveras (la comida se queda fuera en neveras portátiles), las duchas y los baños están afuera. Importante es llevar tapones porque las habitaciones son colectivas y por las noches parecen aserraderos.
Para los montañistas, lo que importa es la aventura
A pesar de todo, no siempre quieres ir de hotel con habitaciones privadas. Cuando estás de excursión, esas pequeñas comodidades se olvidan. Lo importante es levantarse temprano, salir con tu mochila, sentirte libre y fundirte con la naturaleza (la lluvia, los ríos, los pájaros…), aunque se mojen los pies (y huelan) y salgan ampollas.
Por cierto, no hay cobertura para teléfonos móviles.
Excursión en Langidalur
Después de comer, hicimos una excursión alrededor de Þórsmörk, subimos a la montaña que hay frente al albergue y vimos el arco iris desplegarse en el cielo de forma majestuosa; la escala de colores, la perfección del semicírculo, el brillo y la electricidad que desprendía nos hizo sentirnos los más privilegiados del mundo.
Estar en plena naturaleza te permite recordar que, muchas veces, la vida es bella y merece la pena vivirla.
No obstante, al regresar, nuestra guía consultó la previsión del tiempo para el día siguiente (teníamos previsto subir a Fimmvörðuháls) y nos dio la mala noticia de que el viento y las precipitaciones no nos lo permitirían.
Como no estábamos en la película Himalaya, los integrantes de la expedición (éramos diez) nos miramos compungidos, pero acatamos la decisión.
Ruta alternativa montañas Islandia
A pesar de todo, Ingibjörk, nuestra experimentada guía (por supuesto islandesa), buscó otra ruta: escalar la montaña de Rjupnafell.
Muchas veces improvisar otra excursión tiene sus ventajas porque nos dio la oportunidad de ir a un lugar donde no se planean excursiones para los turistas. Dicho sea de paso, no vimos a nadie por la zona, estábamos solos ahí.
Rjupnafell Islandia
La montaña de Rjupnafell en el horizonte, verde como una manzana y un caminito en zig-zag que se dirigía a la cumbre, me impresionó.
Primero, hay que recorrer una explanada que parece un desierto de piedras, las vistas son devastadoras, te sientes como una hormiga entre montañas fantasmagóricas (también verdes), diversos glaciares (Eyjafjallajökull, Tindfjallajökull y Botnjökull), crestas cuyos perfiles parecen rinocerontes, cañones, precipicios…
Y después, llega el ascenso rompe piernas, debajo del impermeable ya solo me quedaba una camiseta de la serie de capas que llevaba. Oía solo el viento y el roce del pantalón del compañero que llevaba delante. Como iba el último, no me enteraba de lo que decía el guía, íbamos en fila india hacia la cumbre, algunos miraban al suelo, otros los nubarrones que recorrían el cielo…
Sin embargo, yo me imaginaba que éramos tortugas, cargados con las mochilas, empujando hacia arriba, lentos pero seguros.
Senderismo Islandia montañas
El deporte de montaña es muy especial, es competitivo (porque todos queremos llegar a la cima, abrir los brazos y gritar mientras oteamos el panorama) y duro (se hace un ejercicio completo), pero pone en contacto nuestro instinto más primitivo con el planeta (los montañistas ya lo sabéis).
Respiras aire puro, escuchas la corriente del río, ves un águila meciéndose en el cielo, un zorro ártico recorriendo a toda prisa el pedregal (os cuento la anécdota después), hueles a setas (algunas las recolectamos para la cena), a tierra mojada, a flores…, las piedras (que surgieron de los volcanes en la edad del hielo) son de diferentes formas y colores…
Y aunque te pesan las piernas, y la mochila todavía más, quieres seguir, las botas de montaña andan solas. Esto es caminar en Islandia.
El equipamiento en la montaña
No obstante, hay que ir bien equipados. Con unas buenas botas (altas, talón reforzado, con el relieve de la suela intacto), ropa impermeable, prendas de lana o tejido sintético, crema solar, agua conectada a la bolsa de plástico con tubito, etc., se disfruta todo el viaje.
Escalar montaña Rjupnafell Islandia
En resumen, la montaña Rjupnafell tiene tres fases antes de llegar a la cima (900 metros altitud).
De hecho, solo cuatro llegamos al final.
Fue una gran experiencia, vimos un desfiladero muy estrecho que me recordó de verdad a la escena final de la película Himalaya. Hay que subir agarrándose a las rocas con las manos, no lo recomiendo si tienes vértigo.
Una vez arriba, aullamos, liberamos el espíritu y nos hicimos mil fotos.
Sin embargo, la bajada fue dura porque empezó a granizar y a veces parecía que el camino escarpado desapareciera y no sabías por dónde bajar. Pero los montañeros siempre se ayudan entre ellos (me encanta el ambiente de montaña). Los cuatro hicimos piña y bajamos junto al resto del grupo, que se había cobijado dentro de una cueva. Nos unimos a ellos y almorzamos.
Por la noche, espaguetis a la bolognesa, mucho chocolate y cerveza.
La anécdota en la montaña Islandia
Siempre me levanto por las noches para ir al lavabo. Salí del saco, me puse la linterna, que va cogida con una goma en la frente, y salí del albergue. Hay que caminar cincuenta metros para llegar a las letrinas. Lloviznaba y unas nubes que parecían humo cubrían la luna. La bandera de Islandia que hay en el mástil repiqueteaba con fuerza. Sentí un escalofrío. Al llegar al barracón, la puerta estaba abierta. No había luz (la desconectan a partir de las 12), pero se escuchaban unos ruidos. Pensé que otro montañero estaría tratando de hacer sus necesidades en la oscuridad.
Montaña Islandia, el zorro ártico
Sin embargo, al entrar, me llevé un susto de muerte. Una criatura de ojos encendidos rugió y me pasó rozando. Salió a toda velocidad de los lavabos y desapareció de mi vista en pocos segundos. El zorro ártico, del tamaño de un perro mediano, de color marrón grisáceo, había volcado la papelera y esparcido los restos en busca de comida.
Tercera jornada en Þórsmörk
Dormimos de nuevo en el albergue de Langidalur. El domingo hicimos otra excursión, en esta zona hay infinidad de rutas, nosotros subimos a la montaña Valahnúkur, pasamos sigilosamente por la morada secreta de los troles (un valle rodeado de montañas de rostros maléficos), y bajamos por el bello cañón Stakkholtsgjá hasta el río glaciar Krossá.
En definitiva, la excursión no fue larga, pero el ascenso me hizo sentir lava fundida en las piernas.
A la una de la tarde, cogimos el autobús dirección a Reykjavik e hicimos parada en la catarata de Seljalandsfoss, la que permite pasar por detrás.
Para finalizar, preguntas frecuentes sobre Islandia.
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