Piscina natural Hellulaug Islandia es la crónica del 4°. día de viaje por los fiordos del oeste de Islandia de Jordi Pujolà, escritor español en Islandia.
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Antes de leer, no te pierdas las crónicas anteriores (días 1, 2 y 3) de este blog aquí.
Piscina natural Hellulaug Islandia
En primer lugar, el fiordo de San Patrick se nombró en honor a San Patricio y cuenta con 700 habitantes. Los fiordos del oeste es una de las zonas menos pobladas de Islandia, 7.500 habitantes (4.000 viven en la capital, Ísafjorður) en 23.000 km2.
El Fosshotel Westfjords de Patreksfjörður es un establecimiento moderno con restaurante, barra de cócteles de primer nivel y vistas a estas perturbadoras aguas que los días de tormenta se tiñen de negro. Mientras disfrutábamos de una magnífica cena, el barman, un tipo delgado, con las mangas de la camisa levantadas y tatuajes de calaveras, nos confirmó que el hotel cierra en invierno por la dureza del clima. No hay turistas.
«A veces las tormentas son tan violentas que es como si una garra saliera del mar y se lo llevara todo. El viento aúlla como un zorro ártico y la nieve forma remolinos que parecen demonios. Las carreteras pueden permanecer cerradas durante meses». Este comentario avivó mi morbo por volver en invierno y explorar estos dramáticos parajes. Lo celebré pidiendo otra margarita.
A propósito, la habitación es de lujo y da gusto, de vez en cuando, gozar de baño privado (el apogeo del turismo ha pillado al sector por sorpresa y la mayoría de alojamientos rurales son albergues de baño compartido. Asimismo, el desayuno también es completo: el típico bufé libre con fruta, avena, skýr, pan recién horneado, mermelada de arándanos casera, pastelería, café, té, etc.
Preparativos antes de la salida
Antes de volver a la carretera, lavamos el coche en la gasolinera. Los cristales estaban sucios de barro; por detrás, no se distinguía ni la matricula. Los niños aprovecharon para comerse una pylsa, la salchicha típica de Islandia. La más popular es la Clynton, que es la que pidió en el chiringuito de Reykjavik. Tenéis que probar este perrito caliente, es de lo más tradicional.
Los túmulos de piedra, varðas, en Islandia
En dirección al sur encontramos una impresionante varda de forma humana. La estatua (Kleifabúi, Kristleifs Jónssonar 1947) se alzó en memoria de los trabajadores que construyeron este tramo de carretera con muy pocos medios. Las varðas o montículos de piedra en Islandia fueron muy populares en el pasado porque servían de referencia a los viajeros, que se perdían entre la niebla y las montañas. No obstante, en la actualidad, se están prohibiendo ya que arruinan el paisaje.
Cerca del origen del mundo y del universo
Al llegar a la parte sur de los fiordos, sobrepasamos el punto donde nos dejó el ferry y continuamos hacia el este. Íbamos escuchando música: Sigur Rós, Bara Heiða, Of monsters and men, Mum…. Abrí la ventanilla y entró un aire húmedo cargado de salitre. Las montañas, peladas, son marrones casi negras y se alzan imponentes al pie de la carretera. Me sentí insignificante al pensar en estos volcanes dormidos que, en el periodo terciario, formaron los fiordos desprendiéndose de sus afilados glaciares. Solo nos faltó ver a un pterosaurio volando. Asimismo, la grava del camino sonaba contra la chapa del coche como si una tribu nos estuviera apedreando. Se levantaba una mezcla de polvo y niebla. Me pregunté qué haría si apareciese otro coche de frente. Por suerte no encontramos ninguno.
Así pues, estábamos solos. Atravesamos el túnel del tiempo. Cesó la música, se cortó la conexión de Spotify. Hasta los niños se quedaron pensativos. En estas despobladas zonas de Islandia te das cuenta de que nuestra avaricia y mezquindad son absurdas. Lo mejor fue dejarnos llevar y sentirnos parte del universo. Entonces flotas, percibes su belleza y ya no quieres volver a dañar la naturaleza.
Piscinas naturales y abandonadas
Tras nuestro momento místico, paramos en Reykjafjörður (el fiordo del humo: reykjur significa «humo». Cuando descubrieron Reykjavik, desde los barcos se veía el humo que salía de la tierra y la llamaron ciudad (vík) del humo).
Una piscina abandonada (Reykjafjarðarlaug) con impresionantes vistas a la playa llamó nuestra atención, especialmente por el contraste: un rectángulo azul con bordes blancos y flotadores rojos en mitad de un páramo desolador. El sol brillaba entre la neblina. Era como si hubiera caído una bomba de neutrones y la gente hubiese desaparecido. Dicen que la construyeron unos voluntarios. El caso es que desistimos de bañarnos por la capa de moho del fondo y los muros desconchados. Además, nos estábamos reservando para la mejor, la piscina natural Hellulaug Islandia.
Piscina natural Hellulaug Islandia
Y por fin la joya escondida: la piscina Hellulaug. No se ve desde la carretera, no hay caseta para cambiarse ni vigilante. Coordenadas: la piscina natural Hellulaug Islandia se encuentra cerca de Flókalandur y frente al fiordo Vatnsfjorður.
El suelo es de roca viscosa y el agua caliente (38°C) proviene del subsuelo volcánico. Las vistas al mar son relajantes. Por encima de nuestras cabezas, un águila soltaba graznidos de libertad.
Peligro: ovejas en la carretera
Después de este plácido baño, continuamos la ruta de nuestro cuarto día de viaje. Ver a los niños en los asientos detrás y a mi esposa al lado me reconfortó. ¡Qué bonito es viajar en familia!
Sin embargo, conducir por los fiordos no es fácil: hay subidas y bajadas pronunciadas, pasos estrechos entre montañas y precipicios sin vallas, niebla y curvas muy cerradas.
Además, otro consejo: No conduzcáis rápido porque las ovejas pastan al borde de la carretera y se cruzan constantemente. Disfrutad del paisaje y la tranquilidad. Mirad el mapa y fijaos en la parte olvidada del mundo en la que os halláis. Respirad hondo y olvidaos de las prisas y el estrés. Ya tendréis tiempo de volver a la ciudad.
Islandia, descontando Reykjavik, es un país de tradición rural y abundan las granjas, tractores y balas de heno que se preparan para el invierno, cuando el paisaje se torna infinitamente blanco. ¡Saltábamos de alegría!
Piscina natural Hellulaug Islandia, hospedaje
Y esa noche nos alojamos en el hotel Bjarkalundur, famoso por ser de los más antiguos de Islandia y porque se filmó una famosa serie de humor llamada Dagvaktin (secuela de Næturvaktin). Uno de los actores principales es el ex alcalde de Reykjavik, Jón Gnarr, y en este episodio podéis ver a Björk.
Además, en el próximo relato de mi viaje por los fiordos del oeste de Islandia subiremos a una montaña de basalto y pasaremos por la casa del vikingo Erik el Rojo. Por favor compartid, si os ha gustado. Podéis suscribiros al blog apuntando vuestro e-mail en la columna de la derecha. También podéis ver vídeos de Islandia en mi canal Youtube.
También os recomiendo la Piscina Krossnes.
Para finalizar, Preguntas Frecuentes Islandia
Piscina natural Hellulaug Islandia es un artículo de Jordi Pujolà, escritor español en Islandia
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