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Cueva lava Islandia y baño termal

Cueva lava Islandia y baño termal, por Jordi Pujolà, escritor español en Reykjavik.

Cueva de lava y baño termal

El otro día estuve dentro de una cueva lava Islandia que tenía 2000 años, relativamente joven según nuestra guía. Y lo redondeé dándome un baño en un río de aguas termales. Lo único que me faltó fue la cerveza. Para la próxima vez, ya lo sé. ¡Espero que vosotros no cometáis el mismo fallo!

Excursión de un día desde Reykjavik

Para empezar, esta excursión, que se puede hacer en un día desde Reykjavik. Es muy recomendable porque combina un poco de senderismo, espeleología y relajación.

El camino hacia la cueva de lava

En segundo lugar, la guía de Icelandic Mountain Guides te recoge en el hotel o en la estación central de autobuses. Lleva un mini bus muy confortable (4×4) y por el camino te va poniendo al corriente de todo. El trayecto dura menos de una hora.

Vamos a la zona de Bláfjöll, la montaña azul, al este de Reykjavik, estación de esquí en invierno.

Bajo el volcán Hengill

Al internarnos en las inmediaciones del volcán Hengill, el paisaje de pasturas verdes, moteado de corderos, vacas y pintorescas granjas de calado blanco y tejados rojos, desaparece.

No se ve nada en muchos kilómetros a la redonda, únicamente roca negra cubierta de líquenes y un cielo más profundo que el mar. Esta es una de las características que más me gusta más de Islandia, la sensación de hallarme en el lugar más remoto y despoblado que haya pisado jamás.

Cueva de lava Islandia

El vehículo empieza a trotar por el camino de tierra y la grava golpea la carrocería con rabia, como si nos estuvieran disparando.

Cuenta la leyenda que las formaciones de lava desperdigadas a nuestro alrededor, a cual más peculiar, son troles que no regresaron a su cueva de lava a tiempo y se convirtieron en estas estatuas aterradoras al ser sorprendidas por el sol.

Alrededores de la cueva de lava

En el momento que llegamos a la llanura más pedregosa y árida del trayecto, el coche se detiene. Pienso que si se nos pincha una rueda o se avería el motor, no nos viene a rescatar ni Papa Nöel con su trineo. No obstante, la guía me sonríe y no me preocupo demasiado.

Al bajarme, veo las montañas a lo lejos y a una ave carroñera tirarse con indolencia desde los picos de las montañas, todavía nevadas. Suelta un graznido de liberación y, por un momento, cierro los ojos y me imagino sobrevolando el páramo en llamas.

Hay un gran lago en la cercanía, pero las aguas se mantienen inmóviles: la calma que precede a la tempestad. Sin embargo, la tormenta que nos espera no es climatológica, sino de aventuras y emociones.

Es necesario equipamiento para la cueva de lava

Y lo cierto es que me emociono cuando todos los pasajeros nos ponemos en fila y la guía nos reparte los cascos con linternas incluidas para entrar a la cueva de lava Islandia.

¿Se puede hacer esta excursión por tu cuenta?

No, necesitas equipamiento y alguien que te guíe.

La cueva lava Islandia

La mitología pagana y la creencia en todo tipo de criaturas sobrenaturales siempre han estado muy arraigadas en Islandia, por este motivo las cuevas no se empezaron a explorar hasta el año 1990 —qué curioso, ¿verdad?—. Entonces se hallaron alrededor de 200 que han sido un gran reclamo turístico, tanto para nativos como visitantes extranjeros.

Otras cuevas de lava en Islandia:

Acceso a la cueva de lava

El acceso a la cueva lava Islandia es estrecho y escarpado. Bajamos con cuidado y nos introducimos con las luces encendidas. Los ojos tardan unos segundos en acostumbrarse a la penumbra. El suelo esta resbaladizo y se oyen gotas de agua horadando las rocas. El olor a  humedad se pega a las fosas nasales. En el interior la temperatura desciende, pero se mantiene estable.

Las cuevas eran morada de delincuentes y forajidos

La guía nos explica que en la antigüedad este tipo de cueva lava daba cobijo a todo tipo de forajidos que huían de la ley. Las rocas, planas y laminadas, apartadas a los lados, se han ido desmoronando a lo largo de los siglos (atención: la guía dice que, a pesar de la diversidad de opiniones, muchos expertos aseguran que se puede sobrevivir a un terremoto en una cavidad de este tipo).

A medida que avanzamos  hacia el fondo de la cueva de lava, que se extiende a lo largo de casi un kilómetro —aunque hay varios pasadizos, así que conviene no perderse; esto no es el túnel del terror del parque de atracciones—, me siento como el protagonista de la novela de Julio Verne, Viaje al centro de la Tierra.

Las estalactitas y estalagmitas parecen lianas, trompas de elefantes y sables de faquir, todo a la vez.

Restos fósiles en la cueva

Al llegar al final, nos tenemos que agachar. Ahora entiendo la obligación de llevar el casco. Mi cabeza choca accidentalmente contra el techo repetidas veces. Si bien, no pasa nada. Todo está controlado. La guía es muy profesional y me da mucha confianza.

De repente, vemos una cabellera blanca en el suelo y un armazón que me recuerda al de una embarcación vikinga en miniatura: Es el esqueleto de una oveja que, escapando de una de las erupciones del volcán Hengill, cayó por una fosa y y no pudo escapar.

Apagamos todas las luces y se oye el silencio

No obstante, lo que más me impresiona es cuando nos detenemos en círculo, apagamos las linternas y nos quedamos en silencio durante unos minutos. Solo nos falta cogernos de la mano. La oveja sigue ahí, descomponiéndose. Muchas leyendas hablan de ella. Es inquietante. La oscuridad penetra por mis ojos como alquitrán y tiñe mi cerebro de negro. Es lo más similar a caerte en un agujero negro.

Después de esta interesante experiencia, recorremos el camino a la inversa y salimos al exterior.

Luce el sol y no sopla nada de viento, el dios Thor nos da una tregua.

Volvemos al autocar, salimos de la carretera de cantos rodados, tomamos un café, sentados en los bancos de madera de una pequeña gasolinera, y nos dirigimos a la zona geotérmica de Reykjadalur (el valle del humo).

Baño en el río termal

Bajando el valle de Reykjadalur, vemos ovejas, pero esta vez vivas. Aparecen y desaparecen en el horizonte debido a las cortinas de humo que salen de la tierra y se mueven con el viento en todas direcciones.

Huele a azufre como si realmente, debajo de nuestros pies, se hallase la puerta del infierno, aunque dicen que está bajó el volcán Hekla..

No obstante, esa es otra excursión aparte, camino de Landmannalaugar.

Excursión a Reykjadalur: nieve y magma

La guía nos habla de las propiedades curativas del lodo que burbujea al borde de los riachuelos de agua caliente y todos nos embadurnamos la cara como si fuéramos indios.

El descenso acaba en un río más grande, donde confluye agua glacial y termal, lo que permite bañarse. Nos ponemos el bañador y ¡a dentro! ¡Buf, está tan caliente que pienso que no voy a poder sumergir más que el dedo pulgar del pie! Luego te acostumbras y se está bien.

¡Trae el bañador!

Es una piscina natural al aire libre. En definitiva, una experiencia única. A pesar de que eché de menos mi cerveza, eso sí. Los visitantes islandeses, familias enteras, las llevaban y, lo reconozco, me daban envidia. Esto no es España, que en cualquier chiringuito compras unas birras. En Islandia hay que ir a una tienda del estado.

Y Mira la excursión con todos los detalles.

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¿Te gusta leer novelas? ¿Crees que necesitamos un cambio? ¿Te gusta Islandia?

Aquí información sobre mis novelas: Necesitamos un cambio. El sueño de Islandia y El barman de Reykjavik. Eds. Camelot.

Para finalizar, preguntas frecuentes sobre Islandia.

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