Catarata Dynjandi Islandia en los fiordos oeste, tercer artículo del viaje del escritor Jordi Pujolà.
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Para empezar, mira todo lo que se puede hacer en Islandia.
Fiordos Oeste Islandia, tercer día de viaje
En primer lugar, nos alojábamos en el hostal Knjótur, en Örlygshöfn. Tras la cena la cena, salimos a pasear. Por estas latitudes, todavía era de día a las ocho de la tarde (finales de agosto). Sin embargo, la sorpresa fue encontrar un avión de la marina de los EE.UU en mejor estado que el de Sólheimasandur. Se trata de un C117-D, la versión militar del DC3 Dakota de Sólheimasandur. Además, no viene a verlo casi nadie. Es todo para ti. En el colín puede leerse la inscripción «Keflavik». Fue traído en el 2004, tras el cierre de la base (que se construyó en 1951 y se desmanteló totalmente en el 2006).
A propósito, un dato curioso: en la Segunda Guerra Mundial, el Reino Unido ocupó Islandia de forma pacífica (1940), a pesar de que pretendía mantenerse neutral, por la amenaza de los nazis. Así pues, imaginaos 25.000 soldados en un país con una población de 125.000 habitantes. Al año siguiente, les tomaron el relevo las tropas norteamericanas alcanzando la cifra de ¡30.000 militares! El 50 % de los hombres en la isla eran extranjeros. El tumulto fue sonado. Por consiguiente, nacieron muchos hijos mestizos.
Avión abandonado cerca catarata Dynjandi
Volviendo al avión de la foto, me imagino que costaría mucho transportarlo hasta esta parte tan remota y virgen de la isla, donde casi no hay turistas en comparación al sur, teniendo en cuenta las carreteras estrechas y sin asfaltar de la zona.
Se puede entrar en la cabina e inspeccionar los detalles aeronáuticos. Es muy interesante. Por lo menos los pájaros lo encuentran un habitat formidable. Los niños vieron un nido con cáscaras y todo; se lo pasaron a lo grande. Islandia es un país muy adecuado para viajar con niños, no lo dudéis.
Museo privado aeronáutico
En segundo lugar, Kristinn Thor Egilsson, el dueño del hostal, nos dejó la llave de su fabuloso museo situado dentro de un hangar. Y¿sabéis lo que encontramos en su interior? Una avioneta (biplano Antonov AN-2) que parecía la del Barón Rojo, pero de fabricación rusa (1960) y usada con fines comerciales.
La historia cuenta que dos pilotos la traían de Rusia a un museo de los EEUU y, al aterrizar en Islandia para hacer una parada, la dejaron abandonada porque en realidad ¡eran pilotos de helicópteros! El padre de Kristinn, Egill Olafsson, aprovechó la oportunidad para llevarla a su museo.
También hay otras antiguallas asombrosas como una embarcación vikinga recreada con todos sus aperos. Asimismo, el interior del propio hangar posee su propia magia. La línea de construcción es la de las barracas que el ejército norteamericano exportó a Islandia en la Guerra Fría: una especie de túnel con dos fachadas semicirculares y paredes hierro ondulado. En resumen, es fría, oscura y mucho más amplia de lo que parece.
Un bucólico entorno
Además, en la zona también hay un hotel abandonado, que en invierno, con todo nevado y temperaturas bajo cero, debe ser como el que inspiró a Stephen King al escribir El resplandor, más barcos agonizando e incluso un autocar partido en dos. ¿Qué más se puede pedir?
Luego fuimos a la habitación, a leer y a escuchar música. Al día siguiente, un desayuno con Skýr, cereales, bollos, mantequilla y mucho café nos puso de nuevo en la carretera.
Otra parada antes de la catarata Dynjandi Islandia
Después, nos subimos al coche y fuimos dirección norte, en busca de la catarata Dynjandi Islandia, una de las más bellas y ocultas de la isla. No obstante, nos detuvimos en otra playa de aspecto tropical, en Arnarfjörður, con sus marismas, pequeños islotes y las montañas difuminadas por la niebla en el horizonte.
Asimismo, recorrer esta orilla es como estar inmenso en la novela de Julio Verne Viaje al centro de la Tierra. No hay casas, no hay coches, no hay gente, no hay contaminación, no hay ruido. En cualquier momento esperas que aparezca un monstruo marino. Aunque lo más probable es que solo veas patos o focas. Tampoco está mal, ¿no?
Iglesias típicas en Islandia
Y otra parada fue en esta iglesia rural. Todas tienen su cementerio al lado y son igual de bellas y carismáticas. ¡Me siento muy inspirado!
Hacia la catarata Dynjandi Islandia
Por fin llegamos a nuestro destino: la catarata Dynjandi Islandia. Os contaré otro secreto: hay baño público y se permite acampar. ¿Podéis ver una tienda de campaña en la foto? No es fácil, ¿eh?
El enclave es magnífico: la catarata explota en lo alto de la montaña, pero hay diversas cascadas que bajan por la falda y le dan aspecto escalonado; al otro lado, las aguas calmas y plateadas del fiordo. ¡Qué contraste!
En definitiva, este es uno de los sitios ideales para cargar baterías. Aprovechad a respirar el aire que estalla en el rostro con sus burbujas de oxígeno puro. No hay terapia más saludable.
Final excursión catarata Dynjandi
Con esta excursión a la catarata Dynjandi Islandia dimos por concluido el día. Luego volvimos dirección sur, al fiordo de Patreksfjörður. En el hotel Foss nos esperaba una suculenta cena, pero esto lo explicaré en el siguiente post. Continuará (pulsa aquí). Por favor, compartid este artículo, si os ha gustado. También hay esta página de Facebook a la que le podéis dar «Me gusta».
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Os dejo con el vídeo de la charla que di en La Casa del Libro de Barcelona con motivo de la presentación de mi novela Necesitamos un cambio. El sueño de Islandia, Eds. Camelot que ya va por su segunda edición y se puede comprar también en Carrefour, Corte Ingles, Fnac, Amazon, etc.
Para finalizar, preguntas frecuentes sobre Islandia.
Catarata Dynjandi Islandia, otro artículo del escritor español en Islandia Jordi Pujolà.
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