El fracaso es una etapa del camino hacia el éxito.
Fracaso es un artículo del escritor español en Islandia, Jordi Pujolà. 15% de descuento en las excursiones de Icelandic Mountain Guides. Código JORDI20. Mira el catálogo en este enlace.
Sin embargo, cuando el fracaso llega, es difícil aceptarlo.
Os relato mi experiencia, por si os puede ayudar.
El fracaso: dolor inevitable del primer día
El primer día, cualquier técnica de motivación es inútil. La herida debe sangrar. Es normal enfadarse, sentir rabia, luego impotencia y, por fin, tristeza. Las únicas precauciones a tomar, según mi opinión, son:
- Primero, no autocompadecerse demasiado.
- Segundo, no pagarla con nadie, ni tan siquiera con el que ha provocado la crisis.
A partir del segundo día, ya tenemos que empezar a ordenar nuestras emociones.
Dos tipos de reacción ante el fracaso
Hay dos opciones:
- Vía externa: buscar excusas (muchas veces con fundamento), discutir, denunciar…
- Vía interna: analizar lo que depende de ti y ha fallado para repararlo.
La primera satisface a nuestro orgullo herido. No la recomiendo. Creo que hay que aprender a perder batallas. Tod@s tenemos el poder de conseguir lo que nos propongamos, pero nuestra energía es limitada. Debemos reservarla exclusivamente para alcanzar nuestros objetivos.
La segunda, nos da la oportunidad de mejorar. Lo más probable es que, si no hemos armado ningún escándalo, todavía podamos demostrar nuestra valía a los que han dudado de ella.
Nuestros enemigos, grandes maestros
Los que nos han rechazado (tu jefe, tu pareja, tu cliente, tu competidor, tu enemigo…) son nuestros maestros. Sin ellos, nunca progresaríamos. Son maestros duros, insensibles y carentes de empatía, pero los mejores. En el antiguo oriente, los samuráis recorrían grandes distancias para encontrar a sus maestros, que la mayoría de veces eran ermitaños que rechazaban cualquier tipo de relación personal. Para demostrar su poca predisposición a enseñarles, los trataban con desprecio, severidad y arrogancia: los ahuyentaban. Aún así, algunos aguantaban las humillaciones y entraban en el templo como aprendices. Era una especie de prueba. En conclusión , el fracaso es una prueba.
No creo en la maldad
En resumen, quien nos ha rechazado no nos odia (excepto que se trate de una venganza). Lo más probable es que nos perjudicara solo por egoísmo, avaricia, ignorancia u otros elementos externos (no necesitamos Cielos o Infiernos porque los humanos nos ajusticiamos entre nosotros). Así pues, no merece la pena enfrentarse a él. Si se nos ha llevado por delante, es porque éramos los más débiles. No nos habíamos dado cuenta. Hay que reaccionar. Debemos demostrar que está equivocado tratando de mejorar. Cuando las cosas se hacen bien, al final salen bien.
El ego y los sentidos
Probablemente lo que sentimos en este mundo no sea más que un reflejo distorsionado de otra realidad (en este enlace hablo de ello). La materia está formada de vibraciones y pensamientos. Por ello, la opción 1, mencionada anteriormente, resulta confusa: se rige por unas reglas que todavía no conocemos. ¿Qué ha sucedido realmente? Nadie sabe lo que es el vacío o la materia oscura del espacio.
En cambio, la física cuántica y la filosofía oriental han llegado a ciertas conclusiones: el universo tiene un componente que se repite constantemente, por mucho que se divida, nunca lo pierde. Por ejemplo, lo que hay en la composición de una galaxia, ya está contenido en un electrón en la Tierra. En otras palabras, todo lo que vemos fuera, y muchas veces deseamos, ya está en nuestro interior. Por lo tanto, creo que debemos trabajar la opción 2: entro en mi nave, cierro la puerta, la reviso y reparo el problema. Es lo que mejor conocemos, depende de nosotros. La conclusión es que nuestro enemigo está hecho de la misma materia que nosotros. De hecho, somos lo mismo. Todos somos uno. Odiarle es odiarnos a nosotros mismos.
El fracaso es un artículo de Jordi Pujolá, escritor español en Islandia.
Para finalizar, preguntas frecuentes Islandia.
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