La temeridad de que el Blue Lagoon en Islandia permanezca abierto.
Lee el artículo en islandés que se publico en Morgunblaðið.
Ahora mismo el turismo es la joya más preciada que la economía islandesa debería preservar.
Actualmente el Banco de Islandia trata de enfriar la economía para que bajen la inflación y los tipos de interés. Al haber perdido competitividad en otros sectores como la pesca y la energía, debido a los precios altos, la fuente principal de riqueza sin lugar a dudas es el turismo: depende de las divisas extranjeras, que traen los turistas, para ayudar a levantar la maltrecha corona islandesa.
Dicho esto, y tras el suceso reciente en la cueva de hielo de Breiðamerkajökul, la reputación de Islandia como destino turístico exótico pero seguro está en juego.
Blue Lagoon es una de las empresas privadas más importantes de Islandia, sin embargo, por mucha actividad económica que genere, jamás podría compensar el derrumbamiento del sector turístico si eventualmente se produjese una erupción en sus instalaciones. El mercado mundial no lo perdonaría y el país quedaría lastrado durante años.
El propio Blue Lagoon, que cuenta con algunos de los mejores asesores del país, ya está planificando un nuevo emplazamiento. En mi opinión, en lugar de seguir gastando dinero a espuertas en barreras y zanjas que la lava puede destruir en cuestión de minutos, el Estado debería ir pensando también en una nueva ubicación para la central Svartsengi.
Una de las razones por las que el Banco de Islandia es reticente a bajar el tipo de interés es por el incremento del gasto y la reducción de los ingresos del turismo. Creo que este volcán de Reykjanes está reportando más pérdidas que beneficios y que si se ha evacuado Grindavík, también debería clausurarse el Blue Lagoon puesto que Islandia no puede permitirse una desgracia de tales dimensiones.
Reykjavík 27 agosto 2024
Jordi Pujolá, escritor y economista